Juan Rosauer fundó en 1920 una de las empresas más importantes de la región: el vivero “Los Alamos”. En la fracción que le cedió su padre en Valle Medio multiplicó sus primeros frutales y rosales. En pocos años el joven se convirtió en el mejor viverista de la zona. Su rigor y laboriosidad fueron acompañados también por la fortuna. Un encuentro casual con el Gerente del Ferrocarril Sud, Sir Montaguy Eddy, se tradujo en la consolidación de su empresa que creció a la par de la expansión de la fruticultura valletana.

 

Robert Rosauer y su mujer Hedwig Klein llegaron a la Argentina a fines del siglo XIX ,y adquirieron tierras en Chaco y en la Patagonia .El matrimonio Rosauer Klein tuvo en Buenos Aires a sus 3 hijos, Carmen, Rodolfo y Juan Erich, de los que sobrevivieron sólo los varones. Rodolfo nació en 1899 y Juan Erich, en 1901.

 

En 1920 Juan comenzó en Paso Peñalva su primer vivero .Su tierra estaba sobre la costa del Río Negro, en la margen sur, y con riego mecánico comenzó con su vivero, un vivero de frutales, aunque ésta no era su única actividad. También tenía sus amadas rosas; producía miel, plantas ornamentales, cultivaba frambuesas y hacía dulces.

En un viaje en tren de Buenos Aires hacia el sur, Juan Rosauer conoció a Sir Montague Eddy, nada menos que el Gerente del Ferrocarril del Sud, quien- al tanto de sus conocimientos- le pidió que hiciese un vivero de plantas frutales en vista al proyecto de desarrollo de la fruticultura que la empresa inglesa impulsaba para la región.Comienza entonces la importación de plantas que distribuyó a precios de fomento y al poco tiempo le encargó la multiplicación masiva de frutales, entregándole las yemas de las distintas variedades de Manzanas y Perales.El joven Juan Rosauer puso toda su energía en el despegue. Su vitalidad, rigor y laboriosidad, le permitieron en pocos años consolidar su emprendimiento. Durante casi dos décadas multiplicó plantas en la zona de Pomona y las comercializó a lo largo y ancho de todo el país.  A poco de ser fundado su vivero comenzó a recibir los primeros premios. Una colección de medallas que conserva la familia dan cuenta de la calidad de las plantas que nacían en “Los Alamos”.

En momentos en que la fruticultura se expandía con toda su fuerza, Juan Rosauer decidió comprar una propiedad en Cipolletti. En 1940 adquirió las primeras 20 hectáreas  y se radicó en esta localidad del Alto Valle. Se casa en 1941 con Irene Toschi y tienen tres hijos: Martha, Juan Roberto y Juan Erich. Fueron un matrimonio muy unido y según sus hijos, el éxito de la empresa también radicó en esta unión.En tanto, la empresa siguió creciendo. Luego de una década en Cipolletti, fue necesario volver a cambiar los suelos. En 1950, Rosauer compró chacras en Villa Regina, el vivero de Cipolletti fue desarmado y mudado y se loteó aquella primera chacra para convertirse en barrio.

La siguiente década transcurre en Villa Regina, una década de grandes cambios para la región, tanto políticos, como económicos.

Al llegar 1960, la empresa ya era lo suficientemente fuerte como para adquirir un número importante de hectáreas, algo indispensable para hacer rotación del suelo sin mover sus instalaciones. Así, el Vivero “Los Alamos” se mudó a Campo Grande, donde se encuentra desde entonces. La empresa adquirió sus primeras 300 hectáreas en aquel lugar donde todavía no había establecimientos frutícolas.
Como todo pionero, Juan Erich Rosauer trabajó hasta que sus fuerzas se lo permitieron.Murió el 26 de junio de 1986 en Cipolletti, dejando en manos de sus descendientes el vivero más importante de la Patagonia y uno de los más importantes del país.

Hace pocos años la familia emprendiò una importante reestructuración de la empresa, sumando nuevos emprendimientos e incorporando en ellas a la tercera generación rosauer.

Fuente: Diario Río Negro, Suplemento Rural – 11 y 18 nov. 2006

Autora: Susana Yappert.